La trayectoria histórica de la subjetividad femenina en Chile
Salazar, Gabriel and Julio Pinto. Historia contemporánea de Chile IV. Hombría y feminidad (Construcción Cultural de Actores Emergentes). Capítulo II: Historia y Feminidad en Chile Siglos XIX y XX, pp. 109-275. Santiago: Lom Ediciones, 2002.
Salazar desarrolla su análisis mirando las condiciones materiales históricamente específicas de producción de subjetividad femenina y masculina. Su análisis es en este sentido marxista, pero también tiene un ojo Foucaultiano: en lugar de asumir a priori la opresión universal y unidireccional de las mujeres, se fija en los matices, los acomodamientos, las negociaciones cotidianas y los espacios para ejercer resistencia dentro de las relaciones de opresión de género.
Así, examina la trayectoria de las mujeres populares en contraste con las mujeres de la oligarquía a principios de siglo, rastreando el desarrollo incipiente del feminismo popular en oposición al feminismo de las "madres inmensas" de la elite. Desde un principio, la diferencia entre ellos consiste en que para el feminismo de elite el objetivo consiste en equipararse -formalmente, a nivel de los derechos- con los hombres de su clase, mientras que para las mujeres populares el feminismo siempre estuvo inscrito no como un proceso de emancipación personal, sino como un proceso de transformación global. Salazar se fija luego en detalle cómo los incipientes procesos de industrialización y el ingreso masivo de las mujeres como obreras, costureras, empleadas domésticas, determinan las condiciones de posibilidad para el despliegue de la subjetividad de las mujeres populares. Paralelamente, Salazar pone énfasis en la relación con el Estado, su formación, sus intereses y prácticas regulatorias/disciplinarias. Es interesante también como rastrea la constitución de algunos aspectos subjetivos de la clase media/alta, como el desarrollo de la 'actitud patronal' y como esta mina la relación entre mujeres populares y de la elite. Asimismo, la compleja y ambivalente relación que se desarrolla entre las 'nanas' y sus 'patrones' está cargada de elementos afectivos e identitarios que rebasan lo meramente laboral y que no se pueden explicar sólo en términos de explotación o emancipación.
En relación a la construcción de significados en torno a la sexualidad, Salazar sostiene a las mujeres del bajo pueblo siempre se les miró como mujeres indecentes y licenciosas por su asociación con la figura rebelde de la 'chinganera', las mujeres que desarrollaban un cierto éxito e independencia económica mediante la administración de fondas donde ebullía la cultura popular de fines del SXIX. Así, "se asumió que la mujer popular era instrínsecamente inmoral" (146). Por su parte, las mujeres de la elite no solo enmarcaron su feminismo dentro del pensamiento ilustrado y liberal, sino que además fundaron su proyecto en la extensión de la maternidad oligarca o lo que Salazar denomina la doctrina de la 'maternidad social'; que eleva a cualidades de superioridad el carácter sacrificial de la maternidad, el gobierno de la familia y el espacio privado.
Durante el SXX las mujeres de clase media articularon su discurso emancipador en torno al voto, apelando al mismo discurso abstracto y universalista que las feministas europeas. Este discurso, se vio constantemente en crisis debido a las fracturas de clase que se imponían y evidenciaban por sobre un proyecto global de emancipación femenina. De esta forma, el proyecto de emancipación individual de las mujeres de clase media se presenta como un problema personal y subjetivo, cargado de contradicciones, que tiene como sustento material la dependencia al trabajo doméstico de las mujeres populares.
El proyecto de instalación de una economía neoliberal impuesto en la dictadura descansó en gran parte en el trabajo precario y asalariado de las mujeres: las temporeras, las empleadas del sector comercial, el invisibilizado trabajo doméstico de las 'nanas'; las empleadas estatales y municipales; y el trabajo sexual. Los efectos subjetivos que han generado estas nuevas condiciones son múltiples y contradictorios. La transición negociada que se impuso por sobre la posibilidad de una transición democrática, no sólo excluyó a los pobladores en general, sino que instaló un concepto abstracto de pobreza que diluyó la experiencia histórica de los pobladores como sujeto político. A pesar de que el movimiento de mujeres de resistencia a la dictadura logró articular en el discurso y en su práctica política un proyecto total de emancipación femenina que partía de las condiciones particulares de opresión en dictadura; al momento de la transición las fracturas de clase se volvieron a imponer por sobre las alianzas luego de la dictadura: las mujeres profesionales se aliaron con un Estado clasista y patriarcal, las mujeres pobladoras continuaron desarrollando un feminismo popular anti-Estado.
Salazar aborda la fractura de la transversalidad de un proyecto feminista universalista en base a las relaciones de clase, pero deja fuera las relaciones basadas en el colonialismo, el nacionalismo, el racismo y la racialización...otro tomo señor Salazar :)?
ReplyDelete