Discurso, Género y Poder


Grau, Olga; Riet Delsing, Eugenia Brito; Alejandra Farías. Discurso, Género y Poder. Discursos públicos: Chile 1978-1993 Santiago de Chile: LOM-Arcis, 1997.

Este parece ser uno de los libros claves que se han escrito sobre género y la transición en Chile: uno, por ser uno de los primeros en usar un marco feminista y de análisis de discurso; dos, por mirar críticamente no sólo a los sectores conservadores y de derecha sino también a los discursos de la Concertación a sus 8 años de gobierno. Las autoras recojen una serie de debates públicos que rodearon eventos como la creación del SERNAM y la posibilidad de la reinstalación de debates sobre el aborto, el divorcio, la educación sexual, etc. Las autoras muestran como un conjunto de sectores conservadores construyen la idea de la inminente crisis moral, de la familia como lugar de salvación de la sociedad chilena y la analogía de dictadura es a orden como democracia es a caos y libertinaje. También analizan en estos discursos la significación de la sexualidad (especialmente de los jóvenes) como "peligrosa"; la asociación de los valores tradicionales de la familia con la identidad nacional y la retórica de las mujeres como actores claves de la modernización. Por ejemplo, la idea de que la "mujer moderna" es la que logra exitosamente combinar su rol productivo en el mercado laboral con su rol reproductivo en el "hogar".

El peso de la doctrina católica en estos debates se hace evidente en estos análsis, pero también las retóricas nacionalistas, de colonialismo interno y de modernización neoliberal. Los gobiernos de la Concertación a su vez, parecen no sólo no hacerle frente a estos discursos sino reafirmarlos mediante el uso de la familia —nuclear, heterosexual, monogámica— como metáfora de recomposición nacional y elemento unificador de la vida social postdictatorial frente a las ansiedades e incertidumbres que genera la vida urbana en un escenario de neoliberalismo y "globalización". Esto no significa que no haya heterogeneidad en las posiciones al interior de la Concertación, sino más bien que la lógica y la forma de hacer política en la postdictadura favorece la prevalencia de las posiciones tradicionales y conservadores al interior de esta coalición; y que en conjunto, la Concertación no tiene peso para hacerle frente al poder que ejercen los sectores de derecha y religiosos. Asimismo, parte de la Izquierda pareciera sufrir de una forma de culpa y sentido de deuda con la Iglesia Católica por el rol en la defensa de los derechos humanos que algunas instituciones como la Vicaría tuvieron en dictadura. Así, las posiciones feministas dentro de la Concertación, como las articuladas por los socialistas Ricardo Nuñez (a veces), Fanny Pollarolo y Antonieta Saa, son rápidamente subsumidas por las posiciones demócrata-cristianas. El discurso que se impone dentro de la Concertación es que hay que preocuparse de los temas estructurales (pobreza) versus de los culturales y que meterse en esos temas es contrario a la voluntad de consenso de la postdictadura. Otra estrategia discursiva es declarar que la sexualidad, la familia y la maternidad son temas naturales o propios de la moral, sobre los que no cabe debate (Sergio Micco: "la moral no se somete a votación" 189). O el argumento uber neoliberal de que el espacio privado es un espacio en que el Estado no le compete intervenir (aunque por supuesto que igual lo hace).

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